lunes, 31 de octubre de 2011

sastre de sonrisas


Las pequeñas alegrias ni se alquilan, ni se venden, algo que no entiende la gran mayoria.

flechaz8.

La tarde no pintaba bien; el examen de Geografía del lunes, el cual llevaba semanas preparando, ocupaba el primer puesto en mi lista personal de preferencias. Necesitaba desconectar, olvidarme de la "Península Escandinava" y respirar aire limpio. Decidí salir y con un poco de suerte se me despejarían las ideas.

Anduve sin rumbo fijo, sin destino final, pero aquel cuatro de Septiembre le encontré. Parecía cansado, pero a pesar de ello no perdía esa mueca graciosa, que con solo recordarla sigue despertando mis sentidos.

Hasta la más bella de las criaturas habría caído rendida a sus pies como lo hice yo. Me sonrió; le maldigo por ello, por hacerme perder la razón y la lógica, por volverme loca.
Temía que mi corazón no pudiese seguir el ritmo, un ritmo que aumentaba de manera descontrolada. Tomé aire fresco y lo saboreé con la esperanza de que fuere la misma brisa que traía hasta mí su perfume.

Se acercó a mí en busca de alguna respuesta a mi ridícula reacción ante nuestro inesperado encuentro pero no fui capaz de articular palabra alguna.
Volvió a sonreir; pareció darse cuenta de que me había hecho perder la cordura, rozó mi mano...

El contacto con su piel disolvió todos mis confilctos internos. Respondí a su acto con una frase que juraría haber escuchado antes y que me costará olvidar:
- Perdona, pero un niño alado, con los ojos vendados, me ha herido con una de sus flechas.
Miró tiernamente hacia abajo y contestó con una voz aterciopelada las palabras más bellas que jamás nadie ha escuchado nunca:
-Maldito niño que con sus flechas también mi corazón ha herido.
Me besó, sellando así un amor ETERNO.

Pd: TE QUIERO.